JUEVES 28-04
ATENCIÓN:
Hoy solo se dictarán clase TEÓRICA, no habrá clase practico.
Muchas Gracias
Saludos de Cátedra EyP
jueves, 28 de abril de 2016
martes, 26 de abril de 2016
El Economista 2012- 2016
Emisión e inflación
EE.UU. vs. la Argentina.
(Columna de Daniel Glatstein, economista)
La inflación es uno de los grandes misterios de la economía. Digo que es un misterio porque aún no hay consenso entre los economistas acerca de sus causas. En general, muchos economistas creemos que la inflación es un fenómeno esencialmente monetario. No obstante, eso significa que no es estrictamente monetario, sino que es un proceso complejo que obedece a distintas causas y, sobre todo, lo más interesante es que las causas pueden impactar de diferente manera, según el contexto en que se desarrolla.
O sea que no se trata sólo de identificar el problema y aplicar la receta, sino que también hay que estudiar en qué contexto se da el problema: cuáles son las características del país, su Historia, sus instituciones, en qué fase del ciclo económico se encuentra, etcétera. Estados Unidos logró mantener muy estables los precios a pesar de haber incrementado la base monetaria de manera espectacular. La Argentina, en cambio, ha experimentado una tasa de inflación que dificulta el buen funcionamiento de su economía, afectando las decisiones de consumo-ahorro-inversión, generando mayores conflictos sindicales y acortando el horizonte temporal.
Según datos de la Reserva Federal, la base monetaria de los Estados Unidos se incrementó 214% entre enero de 2008 y octubre de 2012. No obstante, la inflación que acumuló en ese período fue del 9,6%. La Argentina, en el mismo lapso y con una política monetaria mucho más austera, ha experimentado una inflación que supera varias veces a la registrada en la gran potencia del Norte. La conclusión que surge con naturalidad sería que “no existe relación entre la cantidad de dinero y la inflación”. Creo que esa conclusión es errónea y a continuación explico por qué.
El valor del dólar está dado por la interacción entre oferta y demanda, como ocurre con muchos otros bienes de la economía. Y si bien vimos que la base monetaria creció a más del doble, lo cierto es que la oferta monetaria ha crecido mucho menos. La oferta de dinero (agregado monetario M2) de EE.UU. en el mismo período ha avanzado solamente en 36,6%. Esto se debe a que la creación secundaria de dinero ha tenido un desempeño en el sentido contrario, reduciendo el impacto del aumento de la base monetaria. Vale una aclaración para los no economistas: la creación secundaria de dinero se da cuando los bancos comerciales prestan una parte de sus depósitos y el dinero nuevamente fluye hacia la economía, luego vuelve a depositarse a los bancos y, otra vez, una parte es prestada.
Decíamos que la oferta de dinero no se expandió sensiblemente, y eso sucedió porque los bancos no estaban en condiciones de aumentar los préstamos, sino más bien todo lo contrario. Adicionalmente, no hay que perder de vista que el dólar tiene una demanda que va más allá de lo transaccional. El dólar es la reserva de valor por excelencia en todo el mundo. Por lo tanto, al haber más cantidad lo que se reduce es el costo de obtener el preciado billete verde, o sea que una parte del impacto se materializó en la tasa de interés, que funciona como el precio del dinero. Es así como el costo del dinero a 10 años (tasa de los bonos del Tesoro americano a 10 años) pasó del 4% anual al 1,5% aproximadamente en ese período.
La Argentina
En la Argentina, en cambio, los aumentos en la base monetaria han impactado en los precios porque la oferta de dinero ha aumentado en la misma proporción que la base monetaria y porque el peso argentino no es considerado reserva de valor. Nuestro peso es apenas un instrumento utilizado para realizar la mayor parte de las transacciones comerciales dentro de la Argentina. Si la cantidad de transacciones no aumenta, o lo hace a una velocidad menor a la de la oferta de dinero, el resultado es indefectiblemente un impacto en los precios. La inflación, entonces, es el reflejo de la pérdida de valor de un bien (el peso) ante un exceso en su oferta.
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