SE DEBERÍA REALIZAR CAMPAÑAS DE CONCIENTIZACIÓN, PREVENCIÓN Y CAPACITACIONES PERSONALES.
El 25% de los accidentes laborales se relacionan con adicciones
Son pocas las empresas que tienen programas para prevenir el consumo
problemático de sustancias adictivas entre sus trabajadores.
Por Gabriela Samalea
Entre el 20 y el 25% de los accidentes laborales que se producen
anualmente a nivel mundial está relacionado con el consumo de drogas y
alcohol, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Y el
ausentismo entre los consumidores es de dos a tres veces mayor que el del
resto del personal.
Si a estos datos se suma que, según datos de Sedronar, en 2017 la
incidencia de los consumos de alcohol y drogas fue más elevada en la
población económicamente activa que en la población inactiva, se evidencia
que el ámbito laboral está atravesado por el problema de las adicciones.
Sin embargo, son pocas las empresas que tienen políticas activas de
prevención y contención de los trabajadores con consumos problemáticos.
En 2014, la por entonces Coordinación de políticas de prevención de
adicciones y del consumo de sustancias psicotrópicas y drogas con impacto
en el mundo del trabajo (CoPreAd) publicó una investigación que daba
cuenta de “la ausencia de protocolos de actuación ante consumo
problemático por parte de las empresas”.
Según Ernesto González, director del Centro Argentino de Prevención
Laboral de Adicciones, uno de los ejes del problema es que “existe un
vacío legal en materia de adicciones en el ámbito laboral argentino. Al
día de la fecha no contamos con una ley específica en la materia”.
Pero, por otro lado, “el consumo indebido de drogas provoca riesgos
adicionales, generalmente más perceptibles cuando ponen en peligro la vida
y la integridad de terceras personas”, señala el experto.
El tema adicciones “atraviesa todos los ámbitos a nivel comunitario:
colegio, barrio, club y, finalmente, el ámbito laboral”, dice, por su
parte, Jorgelina Devoto, directora del Instituto de Prevención de las
Adicciones (IPA) de la Universidad del Salvador. Allí realizaron en 2016
un estudio que registró la creciente disponibilidad de drogas ilegales
entre jóvenes de 12 a 18 años, “jóvenes que en breve ingresarán al mercado
laboral”; observa Devoto.
“El tema no puede soslayarse porque las empresas, además, tienen una
responsabilidad legal enorme que tiene que ver también con el dinero que
tienen que gastar para evitar riesgos o para pagar las consecuencias de
los riesgos”, advierte.
Si el tema de las adicciones irrumpe inevitablemente en el ámbito del
trabajo, la cuestión es cómo afrontarlo: “Hay distintos modelos para
entenderlo. Si lo entendemos desde lo punitivo, separando al que tiene el
problema, se soluciona ese caso, pero el próximo que viene puede tener el
mismo problema”, analiza Devoto.
Por eso, los especialistas recomiendan generar protocolos de acción y
planes de prevención. “Hay una prevención que llamamos universal que se
dirige a toda la población laboral. Después, hay una prevención que es
selectiva y está dirigida a la población que tiene mayor riesgo de
adicciones. Por último, está la prevención indicada entre las personas con
consumos problemáticos, que implica tratamiento”, explica González.
Sin estigmas
YPF decidió tomar el tema desde una perspectiva preventiva, antes que
punitiva. En 2013, desde el área de Salud, “se pensó en hacer un programa
donde prevalecieran la prevención y el cuidado de la salud, basados en la
Ley de Salud Mental (22657), que establece que las adicciones deben ser
tratadas como una enfermedad mental y abordadas por profesionales de esa
área sin ningún tipo de estigmatización”, cuenta Fernanda Meschini,
coordinadora del Programa de Prevención de Adicciones de la petrolera.
El proceso incluyó el desarrollo de una normativa interna, la capacitación
de los equipos y la comunicación a todo el personal sobre el programa que
se iba a poner en marcha.
“Trabajamos en esta norma, en forma integrada, las áreas de Salud,
Recursos Humanos y Relaciones Laborales, en la que nos apoyamos para
llegar a los gremios. También participaron Seguridad e Higiene y las
distintas gerencias de negocios”, detalla Mariana Euti, médica
coordinadora de Salud Ocupacional en YPF.
Cuando todos los empleados estuvieron al tanto de la norma, la empresa
comenzó con las evaluaciones médicas preventivas, testeos aleatorios que
sirven para determinar si el empleado “está en condiciones de salud para
tomar su puesto de trabajo o para seguir trabajando”, explica Euti.
“Cuando identificamos un resultado positivo, se hace un retiro anticipado
de la persona, para su cuidado y el de sus compañeros e instalaciones. La
persona se va con un turno para tener una entrevista y ser evaluado, ya
que el resultado es un dato que no nos dice si el consumo fue ocasional,
si es problemático o si hay una adicción y necesita tratamiento”, detalla
Meschini.
De acuerdo a la evaluación posterior es el seguimiento que se hace del
empleado hasta su reincorporación en las tareas. “El empleado sabe que en
el servicio médico puede preguntar, que nadie lo va a sancionar, ni
estigmatizar, ni perseguir. Es una posibilidad de llegar lo antes posible
al problema, antes de que sea una adicción propiamente dicha”, agrega
Meschini.
Las profesionales aseguran que “YPF fue precursora en no desvincular a una
persona por una problema de salud. Y tuvimos impacto alentando a otras
compañías a mirar el problema de otra manera”. De hecho, el año pasado YPF
fue anfitriona y co-organizadora junto ARPEL, la asociación de empresas
petroleras de la región, de una jornada de prevención de adicciones en el
ámbito laboral.
Además, dice Meschini, “nuestro programa se está ampliando: desde el año
pasado empezamos a hacer talleres con familias”.
La extensión de las capacitaciones sobre adicciones hacia las familias de
los empleados también forma parte de las acciones que desarrolla la
empresa Emergencias. “Entendemos que es clave para manejar la prevención”,
dice Magdalena Llavallol, directora de Desarrollo Humano y Legales. Allí
también se realizan testeos aleatorios: “Tenemos un equipo que acompaña
desde lo psicológico o médico. Si hay un positivo se hace una suspensión
preventiva y, para sostener su sueldo, el empleado está obligado a cumplir
con el tratamiento que se le haya indicado”, agrega.
“La clave está en prestar atención a los detalles y escuchar a los
colaboradores”, dice, por su parte, María Elena D’angelo, directora de
RR.HH. para el Grupo de Mercados Sur de Avon. “Estar cerca nos permite
identificar aquellos casos que pudieran necesitar un acompañamiento
diferente. Siendo así, los convocamos con respeto y cuidado, para poder
escucharlos y orientarlos junto a un especialista para que logren salir de
su adicción. El apoyo profesional dentro del ámbito laboral puede ser un
gran pilar del proceso de recuperación”, afirma.
Fuente Clarín
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