Introducción
grupo 1
A los fines prácticos de este trabajo
nos proponemos realizar el desarrollo de las causas y consecuencias que hoy nos
llevan a centrarnos en la Crisis Financiera Mundial actual.
La cual en el año 2008 se desató de
manera directa debido al colapso de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos
en el año 2006, que provocó aproximadamente en octubre de 2007 la llamada
crisis de las hipotecas subprime. Dicha crisis comenzó afectando al sistema
financiero estadounidense trasladándose a escala mundial.
A lo largo del desarrollo de este
trabajo nos explayaremos en este tipo de cuestiones y conceptos claves
(inflación, inflación monetaria, inflación de consumo) para poder comprender de
forma integradora los efectos que ha causado dicha crisis en otros fenómenos,
claramente vinculados a la economía como: la desocupación, la crisis
alimentaria global, provocada por la suba
de los precios de alimentos a nivel mundial, a raíz de la inestabilidad
producida por las especulaciones del mercado de acciones. Analizando el caso de
Argentina y España.
Como corolario es nuestra intención
hacer hincapié en la reconfiguración del mundo y de los preceptos vigentes en
los países industrializados en materia laboral y el universo del trabajo.
Conceptos:
Inflación tipos y causas
La inflación puede definirse como: “Un
proceso de suba continuada en el nivel general de precios de la economía” para
ser más precisos, ejemplificaremos a partir de la siguiente situación con el
fin de poder esquematizar el concepto:
Supongamos que en el año 2014, el
costo de algunas de las cosas que comúnmente consume una familia era el
siguiente:
·
Alimentos
= $3200
·
Salud = $1000
·
Vivienda = $2000
·
Educación
= $2500
·
Vestuario
= $200
·
Actividades de entretenimiento = $300
·
Transporte
= $500
·
Otros = $300
En total al final del año 2014, esta
familia gastaba en este conglomerado de actividades $10000.-
Entrado el año 2015, el costo de dicho
conglomerado de actividades era el siguiente:
·
Alimentos
= $4.000
·
Salud = $1.500
·
Vivienda = $2.500
·
Educación
= $2.800
·
Vestuario
= $200
·
Actividades de entretenimiento = $400
·
Transporte
= $600
·
Otros = $300
En total al final del año
2015, esta familia gastaba en todo esto $12300.-
Según nuestro esquema, en
el año 2015, esta familia debía gastar $2.300 pesos más de lo que gastaba en
2014 para comprar la misma cantidad de los mismos bienes.
Esto puede explicarse a
raíz del incremento del nivel de precios de estos bienes -$2.300 pesos- con
respecto al año 2014, que representa un 23% aumento en los precios entre el
final del año 2014 y el de 2015. A este aumento porcentual en los precios se le
llama inflación, por lo tanto, (en base a nuestro ejemplo) la inflación en el
año 2015 con respecto al año 2014 fue un 23%.
Lo anteriormente explicado
tiene una vinculación con “la capacidad adquisitiva de la moneda”; es decir,
con $10.000, en el año 2014, se tenía la capacidad de adquirir todo lo que esta
familia necesitaba, pero en el año 2015 con esos mismos $10.000 no se tenía la
capacidad de comprar las mismas cosas. La inflación hace que el dinero pierda
capacidad adquisitiva a través del tiempo. Es decir, que pierda la capacidad de
comprar, con la misma cantidad, las mismas cosas.
Cuando se habla de inflación, como definimos
al comienzo se habla “de una suba continuada en el nivel general de precios a
través del tiempo”. Podemos afirmar entonces, que en general gran cantidad de
bienes y servicios aumentan su precio.
La inflación suele tener múltiples causas
simultáneas y a la hora de realizar un diagnóstico de la inflación se deben
tener en cuenta todas estas causas. También se debe tener en cuenta otros
aspectos como la historia, la cultura, la política, etc., elementos que tienen
gran influencia en la formación de precios. Por ejemplo, no es lo mismo que se
produzca déficit fiscal junto a una devaluación en un país con monopolios o con
historias de hiperinflaciones, que se produzca en un país que no sufrió
inflación en los últimos años y con mercados más competitivos.
Respecto a las causas que producen la
inflación, nos adentraremos en el concepto de inflación monetaria:
Cuando se está ante una inflación de este tipo, la oferta de dinero crece a una
tasa superior a la tasa de crecimiento de la demanda de dinero. El principal
fundamento teórico de quienes aplican esta teoría es la teoría cuantitativa del
dinero. La teoría cuantitativa del dinero es una teoría económica de
determinación del nivel de precios que establece la existencia de una relación
directa entre la cantidad de dinero y el nivel general de los precios.
“La
teoría cuantitativa del dinero, parte de una identidad, la ecuación de cambio,
según la cual el valor de las transacciones que se realizan en una economía ha
de ser igual a la cantidad de dinero existente en esa economía por el número de
veces que el dinero cambia de manos”
Los orígenes del exceso de oferta de
dinero puede explicarse a través de diversas causas, una de ellas la monetización
del déficit del gobierno. Cuando el gobierno tiene déficit fiscal, puede financiarlo
con endeudamiento, reduciendo reservas internacionales, o bien imprimiendo
moneda. Desde el punto de vista de la contabilidad gubernamental la impresión
de moneda para financiar el déficit constituye un préstamo del Banco Central,
es decir, un activo del Banco Central, por lo que se mantiene equilibrado el
balan ce del mismo.
Este tipo de emisión de dinero implica
un aumento de la oferta de dinero, mientras que la demanda de dinero se mantuvo
constante, lo que significa un exceso de oferta de dinero.
En esta etapa se puede analizar el
problema teniendo en cuenta el régimen cambiario del país en cuestión. Bajo
tipo de cambio fijo, los agentes locales cambiarán moneda local por moneda
extranjera. Como el Banco Central se comprometió a mantener el tipo de cambio
fijo, debe comprar moneda nacional hasta que se elimine la presión cambiaria
(si no hace esto, el tipo de cambio sube). El hecho de que los agentes se
desprendan de moneda local y que el banco central compre la misma, significa
que la oferta de dinero disminuye. De este modo se vuelve a una situación en la
que la oferta de dinero sigue siendo igual a la demanda, pero en el proceso el
Banco Central perdió reservas internacionales. Si el gobierno no puede eliminar
el déficit fiscal ni obtener financiamiento externo, el Banco Central no puede
mantener la paridad de la moneda y se ve obligado a devaluar. La devaluación
implica inflación, debido a que los precios de los productos transables
aumentan.
Con tipo de cambio flexible, el Banco
Central no se ve obligado a mantener el valor de la moneda, por lo que no
pierde reservas para este fin. Sin embargo, el proceso por el cual el déficit
fiscal se traslada a los precios es similar: el tipo de cambio se deprecia
provocando un alza en los precios. Debido a que el alza de precios implica una
pérdida del ingreso real, esta pérdida de ingreso real se suele denominar
"impuesto inflacionario".
Además del financiamiento del déficit
del gobierno con emisión, la oferta monetaria puede crecer y generar inflación
por otras causas, principalmente relacionadas con una política del Banco
Central. Por ejemplo, el Banco Central puede realizar una política monetaria
expansiva aumentando la oferta monetaria para estimular la producción. Pero si
la demanda de dinero no crece junto con la oferta, o bien la producción no
crece debido a otros factores (que pueden ser externos), puede existir una
presión inflacionaria.
También podemos distinguir la inflación
de consumo: Que corresponde con la explicación keynesiana de la inflación:
La demanda de bienes y servicios de una economía es mayor a la oferta de los
mismos. La demanda puede provenir de diversos sectores y para diferentes
finalidades
·
Por
parte de las familias: productos y servicios finales, o sea, de bienes y
servicios de consumo
·
Por
parte de empresas para ampliar su capacidad productiva, es decir, inversión
·
Por
parte del gobierno, que puede ser inversión productiva o bien gasto que no
aumentará directamente la oferta global del país
·
Por
parte del sector externo, es decir, exportaciones
Esta causa de la inflación se presenta
cuando la capacidad productiva (oferta de bienes) no puede aumentar al mismo
ritmo con el que crece la demanda de bienes. Puede estar relacionada con la
política monetaria, por ejemplo, si la política monetaria mantiene baja o
negativa la tasa de interés real, esto puede estimular el consumo pero no la
inversión, resultando en una presión inflacionaria.
En Argentina en 2014 la inflación del
Indec cerró en 23,9 por ciento el instituto de estadísticas oficial informó el
aumento promedio de precios de la economía.
Según la inflación oficial los
trabajadores habrían mejorado su poder adquisitivo durante el 2014, mientras
que respecto del cálculo privado habrían cedido varios puntos.
No obstante, la inflación de 2014
resultó la más alta en los últimos años, siendo superada por el 40,9 por ciento
que se produjo en 2002 tras la ruptura de la convertibilidad.
La desaceleración de la inflación
coincide a su vez con un período de caída en el nivel de actividad económica,
incluso para la medición oficial del INDEC.
Cabe recordar que durante 2014 el
Gobierno argentino implementó el programa "Precios Cuidados " y
debido a que el INDEC dejó de publicar la lista de precios base de los
productos que encuesta no se puede estimar la influencia de ese plan en el
cálculo oficial.
Por su parte, los precios mayoristas
subieron a lo largo de 2014 un 28,3 por ciento, luego de que en diciembre la
suba fue de 1 por ciento.
Argentina se ubicó entre los
países con más inflación en 2015,
el aumento de precios del 26,9% Las
causas de este sesgo inflacionario son múltiples, desde ajustes de precios
relativos y cierta debilidad institucional de los bancos centrales, hasta
políticas fiscales que presionan al tipo de cambio y a las expectativas de
inflación. Asimismo, en algunos países, la indexación—particularmente de los
salarios—y la dolarización de la economía, limitan la efectividad de la
política monetaria y, por ende, la posibilidad de lograr una inflación más
baja. Por tanto, consolidar la independencia de los bancos centrales y
fortalecer los marcos fiscales en los países con alta inflación contribuirá a
lograr una mayor estabilidad de precio.
Crisis financiera del año 2008:
Orígenes, principales causas
Colapso de la burbuja 2006
Inmobiliaria en EEUU
|
Crisis de las hipotecas Subprime 2007
|
Manifestaciones de la crisis en el sistema financiero
estadounidense
|
Los Informes de la Reserva Federal
Americana (FED) y de otros organismos económicos oficiales, reflejan el
incremento explosivo del precio de los bienes inmuebles, en prácticamente todos
los países industrializados, concentrados en dos períodos: hasta 1989 y hasta
2006.
Nosotros nos centraremos en el segundo
periodo la burbuja inmobiliaria, el cual se inicia en el seno del propio
mercado inmobiliario, por razones de índole no solo económica, siendo
realimentada al alza, por abundante crédito hipotecario favorecido por
políticas monetarias expansivas.
La reserva federal siguió una política
de reducción de tasas de interés desde principios de 2001 hasta mayo de 2004,
con el propósito de estimular la economía a través del gasto Las bajas tasas de
interés impulsaron el auge del crédito y del mercado inmobiliario. El gasto de
inversión en vivienda estimuló la actividad de otros sectores y se convirtió en
una de las actividades que contribuyeron en gran medida a la recuperación de la
economía norteamericana, que alcanzó su punto máximo de crecimiento (3.6%) en
2004.
Auspiciados por las bajas tasas de
interés, los precios de las viviendas crecieron aceleradamente a tasas que
llegaron a superar el 12% anual en 2005. Esta revalorización de los inmuebles
tuvo otro efecto en las hipotecas que en su mayoría estaban contratadas a tasa fija.
Resultaba atractivo refinanciar una deuda para pactarla a una tasa más baja y
obtener un préstamo de mayor monto para adquirir otra vivienda o, lo que gran
parte de las familias residentes en EE.UU. hicieron, aumentar el consumo de
bienes y servicios.
El consumo como etapa final de la
actividad económica es un importante factor que dinamiza la actividad
productiva y efectivamente impulsó el crecimiento de los Estados Unidos, pero
al ser financiado con la revalorización de los inmuebles, significó que este
efecto se consideró de carácter permanente y se orientó al consumo, cuando en
realidad se estaba consumiendo parte del patrimonio familiar y la revalorización
podía llegar a su fin e incluso revertirse. El auge en los préstamos Subprime
fue impulsado por prácticas laxas de crédito, como la exigencia mínima de
requisitos o el no requerimiento de pruebas de ingresos, esquemas de pagos iniciales
mínimos que no reducían los montos adeudados, y otras prácticas de relajación
en la evaluación de riesgo de los deudores, que se amparaban en los precios al
alza de las garantías. Pero las hipotecas subprime fueron en su mayoría
contratadas a tasas variables, lo que exponía a los deudores a la reversión en
los precios del dinero y de las viviendas.
En los Estados Unidos, la inversión en
vivienda sustituyó a la inversión en nuevas tecnologías, que venía de niveles
muy altos y había finalizado con la caída bursátil de marzo de 2000. Los
inversionistas que salieron del sector de tecnología cambiaron hacia las propiedades
inmobiliarias y demandaban activos bursátiles de alta rentabilidad, necesidad
que fue suplida por toda la gama de productos financieros estructurados sobre
los créditos hipotecarios.
Las hipotecas subprime fueron a su vez
promovidas por la aplicación de una amplia gama de nuevos productos que
ofrecían protección contra el default, los cuales partían de procesos de
titularización que permitían a los bancos sacar de sus balances, créditos más
riesgosos y así evitarse constitución de reservas de saneamiento o
requerimientos de capital. Al tiempo que contribuyeron a proteger los balances
bancarios, la titularización y los otros productos hicieron posible la
obtención de recursos frescos para continuar concediendo créditos. La proporción
de hipotecas Subprime y near-prime titularizadas, pasaron de un 9% en 2001 a
40% en 2006.
La titularización es una figura financiera
que consiste en la venta a otras instituciones del mercado financiero, de
títulos respaldados por los flujos financieros que generan contratos como las
hipotecas. El auge inmobiliario atrajo al negocio a grandes bancos de inversión
que vieron una oportunidad formidable de ganancias y además aplicaron nuevas
herramientas de ingeniería financiera para empaquetar los créditos subprime y
dividirlos en segmentos, algunos de los cuales fueron posteriormente
calificados como de bajo riesgo por las agencias calificadoras. Los
prestamistas hipotecarios se deshicieron del riesgo de impago (default) de los
deudores subprime, empacando las hipotecas en bonos llamados Mortgage Backed Securities
(MBS) -valores respaldados por hipotecas- que vendieron a otras organizaciones financieras.
Los administradores de fondos estaban
ávidos por rendimiento y estos dos factores se combinaron para disparar el auge
de CDS y CDO, facilitando la distribución del riesgo de las hipotecas Subprime a
las instituciones ansiosas de ingreso. La globalización de los mercados induce
a considerar que gran parte de los bonos se habría confiado a portafolios
institucionales de los principales mercados de capitales a nivel mundial.
Cuando la FED empezó a restringir las
tasas de interés en la segunda mitad de 2004 y las tasas de mercado siguieron
sus señales, los créditos subprime contratados en 2005-2006 vieron ajustadas
hacia arriba sus tasas y cuotas, rebasando la capacidad de pago de los deudores
e incrementando la tasa de morosidad y, en consecuencia, las ejecuciones
hipotecarias. Este fue el inicio del proceso que desencadenó la turbulencia financiera
global.
Desde el cuarto trimestre de 2006, las
tasas de morosidad de los préstamos hipotecarios comenzaron a subir, a
consecuencia del alza en las tasas de interés bancarias. Las repercusiones que
en un principio se supusieron limitadas a un pequeño número de prestatarios en
el mercado, se transmitieron posteriormente a nivel mundial. Conforme los
problemas de mora en los créditos hipotecarios se extendieron y creció la
incertidumbre sobre las pérdidas asociadas a instrumentos financieros de baja
calidad crediticia, la reevaluación del riesgo de crédito condujo a masivas
rebajas en las calificaciones de bonos de titularización hipotecaria desde el
15 de junio de 2007 y los inversionistas abandonaron los activos de riesgo, con
lo que el crédito se contrajo en un inicio para estos segmentos del mercado. A
la contracción del crédito siguieron las dificultades de obtener financiamiento
para muchas instituciones financieras que manejaban activos que no se transaban
libremente en los mercados. Esta situación se observó primero en Europa y se
propagó a otras regiones con rapidez. La crisis explotó el 9 de agosto de 2007
cuando se exacerbaron las preocupaciones crediticias originadas por la situación
de las hipotecas de alto riesgo (subprime), lo que desató una brusca subida de
las tasas de interés interbancarias a corto plazo. Los bancos centrales
reaccionaron mediante fuertes inyecciones de liquidez para garantizar el
funcionamiento de los mercados y sistemas de pagos.
El mecanismo de cobertura y liquidez de
los originadores de hipotecas y demás intermediarios entró en problemas cuando
los precios de las viviendas giraron repentinamente a la baja en 2006. Cuando
los bancos solicitaron la devolución del dinero, los fondos de cobertura no lo
tenían pues estaba invertido en tramos que debían vender el colateral, pero la
porción equity sufría grave caída en el precio de mercado. Los primeros bancos
en llevar sus CDOs (“Obligaciones
Sintéticas de Deuda Colateralizada”) al mercado para la venta, agotaron el
mercado de compradores y las operaciones con estos instrumentos se detuvieron. Importantes
fondos de inversión e instituciones hipotecarias colapsaron no sólo en Estados Unidos,
pero los principales bancos han respondido a las exigencias del mercado,
recapitalizando y obteniendo fondos a mediano plazo.
Los efectos de la crisis se han
extendido del segmento subprime a otras categorías de los mercados
estadounidenses, alcanzando a los mercados inmobiliarios residenciales y
comerciales de primera categoría, el crédito al consumo y el crédito de
empresas de alta calidad. La desmejora en las condiciones financieras en
general, así como la caída del consumo de las familias en los Estados Unidos
forzaron a la baja las proyecciones de crecimiento de esa economía, con efectos
negativos sobre el crecimiento mundial.
Efectos de la crisis general y en el
régimen laboral:
La recesión económica mundial ha dado
lugar a una crisis de empleo. La cifra de personas que perdieron su trabajo
aumentó en 8,4 millones en 2008 (un 7,4%) y este número alcanzó los 50 millones
en el año 2009 según informes provistos por la OIT - “Tendencias
Mundiales del Empleo: Actualización a mayo de 2009”-. A pesar que el efecto es diferente
a través de los diversos países y regiones, el mayor impacto se ha registrado
en los sectores orientados a las exportaciones, como la minería y la industria
textil, y en las comunidades urbanas.
Se observan señales de pérdidas
sustanciales de puestos de trabajo y del aumento de la escasez de empleos
productivos, lo que se ve agravado por la reducción del flujo migratorio, las
tendencias actuales ponen en peligro los avances que se puedan lograr en el
futuro en materia de calidad y cantidad de empleo, así como en crecimiento y
reducción de la pobreza.
En todo el mundo las pérdidas de
empleos en el sector asalariado se han visto contenidas gracias al incremento
de estrategias internas de flexibilidad laboral, como por ejemplo, permisos
administrativos o cambio a trabajos a tiempo parcial, para reducir los costos
de mano de obra con la mínima pérdida acumulada de capital humano.
La
crisis en Argentina:
En Argentina, la reducción del
financiamiento externo no tiene impacto directo sustancial sobre la economía
debido a su relativo aislamiento de los mercados de capitales internacionales.
Luego de la crisis de 2001/02, el endeudamiento externo de Argentina, tanto
público como privado, se redujo en casi 14 puntos del PIB, a la vez que como
consecuencia del canje de 2005, bajó la proporción de deuda pública denominada
en moneda extranjera de 95% en 2001 a 53% en 2008. Además, los superávit
gemelos, de sector externo y fiscal, le
permitieron a Argentina acumular importantes reservas internacionales, cuyo
nivel cubre el 147% de la base monetaria, en su definición restringida de
circulación monetaria más depósitos de los bancos en el banco central, y un 65%
del total de depósitos, de modo que el país está mejor preparado que en el
pasado para enfrentar los efectos adversos de los shocks externos. Aún así, la
crisis internacional impacta a la economía argentina por tres canales. En
primer lugar, el menor crecimiento mundial reduce el precio de las materias
primas agrícolas, lo cual deteriora los términos del intercambio afectando
negativamente la tasa de crecimiento del PIB, debido al “efecto riqueza” que
causa el deterioro de los precios relativos. Además, la caída de los ingresos tributarios
en concepto de retenciones sobre las exportaciones produce una reducción del
superávit fiscal. Los otros dos canales de trasmisión son un aumento en el
riego país que también impacta negativamente sobre el PIB y, una mayor presión
a la depreciación del peso por mayores devaluaciones ocurridas en importantes
socios comerciales de Argentina, por ejemplo el fuerte debilitamiento del real
en Brasil y la recuperación del dólar frente al euro.
Caso España:
Hacia finales del segundo trimestre de
2009, la crisis en España estaba todavía en una fase destructiva de empleo, y
aunque aparecen signos de moderación en la caída de la actividad económica, no
se vislumbra en el horizonte ni el cuándo ni el cómo de una recuperación que
algunos analistas pronostican como larga y costosa. Sobre la crisis, y sobre
las características específicas que adopta en la situación española, empieza a haber
un cierto consenso. Así, del impacto inicial de la crisis financiera provocada
por los activos tóxicos generados principalmente en Estados Unidos, con pocas consecuencia
en España por la política restrictiva del Banco de España, se ha pasado a la
explosión del «boom inmobiliario» que dada su estrecha conexión con el sistema
financiero español ha provocado importantes efectos sobre su capacidad para
seguir financiando, normalmente, la actividad económica en el país, lo que ha
generado una reducción súbita de partes importantes de la actividad económica,
una contracción creciente del consumo, y un agotamiento del modelo de crecimiento
que ha dominado las últimas décadas de expansión.
Así pues se han alineado la crisis financiera,
la crisis del sector inmobiliario y la crisis del modelo productivo. El impacto
de la reducción de la actividad económica, que se inicia con una desaceleración
de las tasas de crecimiento interanuales del PIB en el primer trimestre de
2008, no se traduce realmente en destrucción neta de empleo hasta el tercer
trimestre del mismo año cuando la economía ya está en variaciones negativas del
PIB, y cae en picado en el primer trimestre de 2009, cuando la economía ya está
en recesión. En el tercer trimestre de 2008 se reduce el empleo en 79.000 personas,
en el cuarto trimestre la reducción ya es de 490.000 y en el primer trimestre
de 2009 llega a una disminución de 766.000 empleos. Es decir, una parte importante
de la caída de la actividad económica se traslada al empleo.
Cabe destacar que la destrucción
masiva de empleo se produce para los hombres de forma más temprana, en cambio,
para las mujeres no llega hasta casi el primer trimestre de 2009, puesto que se
sigue generando empleo femenino neto hasta el tercer trimestre de 2008.
Pasando de las características de los
ocupados a los tipos de relaciones laborales y contractuales, cabe destacar que
las jornadas parciales han resistido la crisis mucho mejor que la jornada
completa, observándose, incluso, un incremento del empleo masculino a jornada parcial,
posiblemente como mal menor ante la pérdida del empleo.
Básicamente se ha optado por afrontar
el incremento del desempleo desde las políticas pasivas, con una elevada cobertura
de las prestaciones por desempleo, dados los márgenes de los superávits acumulados
en años anteriores. Por otra parte se ha intentado mejorar algunas figuras contractuales
para mejorar el tratamiento de los contratos parciales como posible mal menor
ante situaciones de pérdida de empleo.
Tras varios años del estallido de la
crisis que todavía condiciona la vida de los españoles, los signos de mejora
son apreciables en los cuadros macroeconómicos. Atrás quedaron la recesión, los
ajustes drásticos y el pánico a la quiebra. Pero aún a esta realidad, contrasta
un panorama social frágil y con conflictos que encienden alarmas de cara al
futuro. La tasa de desocupación no baja del 22% (llegó a ser del 26%), -duplica
la media europea-. En agosto y septiembre del año 2015 creció el número de
demandantes de subsidios laborales, después de un año seguido de descenso.
La pobreza se cristaliza. La agencia
de estadísticas de la Unión Europea (UE) publicó un informe en el que coloca a
España como el país en el que más creció la población en riesgo de exclusión
durante 2014, hasta alcanzar el 29,2%. Sólo Grecia está peor.
Para este año 2016 aún el escenario es
favorable, actualizaciones de previsiones del FMI estiman que el crecimiento
del PIB es del 2,7% para este año y del 2,3% para 2017. Durante el desarrollo
de este año la actividad se verá beneficiada por las reformas aplicadas hasta
el momento (alabadas por el FMI), la inercia positiva del consumo, la inversión
y la creación de empleo, así como por las favorables condiciones de
financiación y la intensa caída de los precios de las materias primas,
especialmente del petróleo, factor clave dada la dependencia del ahorro
exterior y de las importaciones energéticas.
Conclusión:
Es menester evidenciar que la economía
es una ciencia social donde interactúan diversos actores, tanto a nivel
macroeconómico como microeconómico. Por ello mismo, explicar las causas, el
proceso y, finalmente, las consecuencias requiere de una explicación en el
marco global para comprender; en tanto y cuanto sea posible, el fuerte impacto
mundial de la crisis inflacionaria.
A modo de síntesis, podemos explicar
el efecto domino de la crisis mundial inflacionaria, la cual se originó en el
2006 en los Estados Unidos con la problemática en el sector inmobiliario que se
expandió rápidamente a las hipotecas del sector bancario, lo que generó una
fuerte inyección de liquidez en el sistema financiero estadounidense para que éste
no colapsara.
Este hito económico género que, años
más tardes, muchos países emergentes – como la Argentina – entraran en una
etapa de recesión económica, donde la inflación y el estancamiento productivo
del país fueron los protagonistas. Pero, como sabemos la inflación en este caso
no es un hecho aislado sino que corresponde al contexto en el cual está
inmerso: la caída de las exportaciones a uno de los principales socios del
mercosur, Brasil; la depreciación del valor de las materias primas a nivel
mundial y; el aumento del riesgo del país, confluyeron en el mayor porcentaje
de inflación de los últimos años, luego de la crisis de los años
2001/2002.
Tal como desarrollamos, en el caso de
España, la crisis inflacionaria repercutió fuertemente en el sector laboral
generando un aumento exponencial en las cifras de desocupación. Actualmente, se encuentra en una fase de
recuperación.
El aumento generalizado de los precios
conduce a la pérdida del valor de la moneda. Y, dentro del mundo de las
relaciones de trabajo, la inflación repercute fuertemente a los trabajadores
produciendo la pérdida del salario real; siendo función primordial de cada
gobierno optar por las políticas económicas correctas y eficientes para reducir
el fenómeno de la inflación.
Bibliografía:
Impactos de la crisis financiera
internacional en la Argentina. Volumen 1 - Ernesto Gaba
Glosario:
Régimen cambiario:
refiere a un conjunto de políticas adoptadas por un país en cuanto al valor de
la moneda. Se distinguen tres tipos de regímenes cambiarios de acuerdo a su
flexibilidad: tipo de cambio fijo, bandas de fluctuación, tipos de cambio
móviles. Las mencionadas políticas se implementan a través de los bancos
centrales.
Nivel de precios:
Magnitud alcanzada por los precios en términos generales. Valor de mercado en
unidades monetarias de una cesta de productos de la economía de un país que se
utiliza generalmente para compararlos con los precios de los mismos artículos
en un período anterior
Política monetaria: comprende las
decisiones de las autoridades monetarias referidas al mercado de dinero, que
modifican la cantidad de dinero o
el tipo de interés.
Cuando se aplica para aumentar la cantidad de dinero, se le
denomina política monetaria expansiva, y cuando se aplica para
reducirla, política monetaria restrictiva.
Hipotéca Subprime: Es
una hipoteca de alto riesgo y que por lo
general no cuenta con ningún aval, por lo que la probabilidad de que el
adquiriente de la hipoteca no pague su deuda, es muy elevada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario