Introducción
En el presente trabajo práctico, vamos a desglosar las teorías de John Maynard Keynes y Adam Smith. Las mismas tienen sus particularidades, características de las épocas de las que surgieron, pero como iremos viendo, ambas tienen tanto semejanzas como diferencias.
Para la realización del trabajo práctico, utilizaremos material bibliográfico de distintas fuentes para abordar los distintos puntos de vista sobre los teóricos economistas, entre los que desarrollaremos el contexto en que cada teoría fue planteada para intentar modificar condiciones económicas y políticas, como lo fueron la Revolución Industrial y la Crisis del ’30.
Nuestro objetivo es destacar estas igualdades y diferencias de cada una de las teorías, para luego desarrollar nuestras propias conclusiones, tanto individualmente como en forma grupal.
Antes de abordar las teorías brindaremos una breve introducción al contexto en el que se desarrollaron las ideas de Adam Smith y Keynes. Si bien fueron teorías con muchas disidencias y dos paradigmas contrapuestos, cada una surgió en un contexto que hizo que fueran efectivas. Los cambios en el contexto llevaron a cambios en las ideas. Al cambiar el contexto, las ideas perdieron su efectividad y fueron modificándose o remplazándose para afrontar los nuevos contextos. Citando a Heráclito "Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña".
Vamos a realizar un cuadro comparativo con las ideas principales de ambos que se contraponen, a fin de seguir la consigna de ésta investigación que es enfrentar las ideas de Adam Smith con las posteriores ideas de John Maynard Keynes.
Desarrollo
Para comprender el surgimiento de estas teorías, debemos comprender el contexto que atravesaban Smith y Keynes que los llevaron a desarrollarlas. Siendo las diferencias temporales abismales, ambos comparten puntos en común en sus teorías, como así también sus marcadas diferencias.
Contexto Adam Smith:
En Inglaterra las revoluciones del siglo XVII consiguieron el establecimiento de un Gobierno parlamentario. La Revolución Gloriosa tuvo como consecuencia la proclamación como reyes de Inglaterra a María Estuardo y Guillermo de Orange y que la monarquía hereditaria de origen divino pasará a ser monarquía constitucional. La actitud del nuevo rey, según Adam Smith, fue una de las causas que permitieron el establecimiento en Inglaterra de un sistema de libertad. Gran parte de los conservadores acabaron por admitir la doctrina liberal. En 1689 el Parlamento escocés aceptó como soberanos a Guillermo y a María. Sin embargo, el Acta de Unión de ambos reinos no sería firmada hasta el 6 de marzo de 1707, habiendo entonces una unión política de la que se desprendió la formación del Reino Unido de Gran Bretaña.
Durante los años en los que vivió Adam Smith se consolidaron las conquistas políticas del XVII y se afianzaron los resultados de la revolución. El ministro Walpole mantuvo la paz y defendió los intereses de los propietarios y financieros mediante impuestos bajos sobre la tierra y eliminando los impuestos indirectos sobre el consumo. La expansión en los negocios que hubo en el reino tuvo el efecto de modificar las costumbres y los ideales de la sociedad inglesa de tal forma que el hombre de negocios se convirtió en el ideal a imitar. A finales del siglo XVIII surgieron los primeros síntomas de la revolución industrial impulsada por la Nueva Economía y los avances de la tecnología. William Pitt, el primer ministro en aquellos momentos, se declaró discípulo de Smith.
Adam Smith vivió en los años centrales del siglo XVIII, momento en el cual la burguesía se encontraba en desarrollo y escalando puestos en los centros de poder en lo que fue un ascenso que haría que se acabará convirtiendo con el paso del tiempo en la clase dominante.
En Inglaterra las revoluciones del siglo XVII consiguieron el establecimiento de un Gobierno parlamentario. La Revolución Gloriosa tuvo como consecuencia la proclamación como reyes de Inglaterra a María Estuardo y Guillermo de Orange y que la monarquía hereditaria de origen divino pasará a ser monarquía constitucional. La actitud del nuevo rey, según Adam Smith, fue una de las causas que permitieron el establecimiento en Inglaterra de un sistema de libertad. Gran parte de los conservadores acabaron por admitir la doctrina liberal. En 1689 el Parlamento escocés aceptó como soberanos a Guillermo y a María. Sin embargo, el Acta de Unión de ambos reinos no sería firmada hasta el 6 de marzo de 1707, habiendo entonces una unión política de la que se desprendió la formación del Reino Unido de Gran Bretaña.
Durante los años en los que vivió Adam Smith se consolidaron las conquistas políticas del XVII y se afianzaron los resultados de la revolución. El ministro Walpole mantuvo la paz y defendió los intereses de los propietarios y financieros mediante impuestos bajos sobre la tierra y eliminando los impuestos indirectos sobre el consumo. La expansión en los negocios que hubo en el reino tuvo el efecto de modificar las costumbres y los ideales de la sociedad inglesa de tal forma que el hombre de negocios se convirtió en el ideal a imitar. A finales del siglo XVIII surgieron los primeros síntomas de la revolución industrial impulsada por la Nueva Economía y los avances de la tecnología. William Pitt, el primer ministro en aquellos momentos, se declaró discípulo de Smith.
Adam Smith (1723-1790) de nacionalidad escocesa, fue uno de los mayores exponentes de la economía clásica, por eso se lo conoce como el “padre de la economía”. Fue creador de un sistema económico, en donde se caracterizaba la agricultura, la manufactura y el comercio. Su vida transcurrió a lo largo del siglo XVIII. A mediados de dicho siglo, se desarrolló en Inglaterra la Revolución Industrial, pasando de tener una economía basada en su mayoría a la actividad agraria a tener una producción industrial.
Este gran cambio que produjo la Revolución Industrial tuvo sus consecuencias, no sólo económicas, sino también sociales, políticas, culturales y tecnológicas. El trabajo pasó de ser enteramente manual a ser un trabajo realizado por maquinarias que a su vez, trajo como consecuencias la multiplicación en la producción. En el plano social, la población se multiplicó y se produjo la migración del campo a los centros urbanos, en donde se encontraban las industrias. A la vez se crearon nuevos grupos o clases en la sociedad, efecto de este desarrollo industrial; por un lado estaba el proletariado, quienes eran los trabajadores de las industrias y los campesinos, y por otro lado la burguesía, quienes eran los dueños de la producción y poseedora de gran parte del capital y la renta.
La mano invisible:
Un par de veces se refiere en sus obras a la mano invisible de los mercados, como metáfora para describir el fenómeno de autorregulación de los mercados, que hace tender a un equilibrio entre las distintas fuerzas económicas. Smith sostiene que debido a esta autorregulación natural no se debe intervenir en los mercados; establece su teoría de “laissez-faire”, que se interpreta como un “dejen hacer” a la economía y los mercados libremente.
Actualmente hay dos paradigmas diametralmente opuestos son: 1) Un estado de equilibrio al cual convergen todos los otros estados. 2) Sistemas sensibles a las condiciones iniciales. Lo que significa que no importa cuán cerca se encuentren inicialmente dos estados, con el transcurso del tiempo se alejan. En el marco de un modelo real, estamos hablando de imprevisibilidad, pues en el mundo real las condiciones iniciales se darán con un margen de error y el futuro de dos estados diferentes en el mismo margen de error será inevitablemente muy diferente. Adam Smith pensaba, por supuesto, en la primera opción: una mano invisible llevaría las cosas al equilibrio.
Al contrario de lo que creía Smith, esta tendencia no es la convergencia a un punto de equilibrio de los mercados; esta tendencia es en general complicada y puede depender, además, de cuál es el estado inicial: dos estados, no importa lo próximo que estén, pueden tener futuros divergentes; por otro lado, existen estados que transitan por todos los estados posibles.
John Maynard Keynes, el célebre economista británico de la primera mitad del siglo XX, gran crítico de las teorías clásicas de la economía; en particular de la mano invisible y su afirmación que señala que a largo plazo las leyes de mercado lo estabilizarían. Criticaba: “Quizá, pero a largo plazo todos estaremos muertos”. [1]
El papel del Estado
El crecimiento económico es el principal objetivo del Estado. La mejor política va a ser la que logre un crecimiento económico próspero. Lo que el Estado debe hacer es que la oferta y la demanda corran su propia naturaleza, el mercado, sin otra intervención que sus propios agentes naturales, llega a su máxima riqueza, por el solo efecto de la mano invisible. No admite que el estado pretenda la intervención en el mercado. Considera que la intervención estatal es impedir la ampliación del mercado y con ella la división del trabajo.
Entonces, el “derecho natural” implica una restricción de las funciones del gobierno, en interés de la “libertad del individuo”. [2]A lo largo de La Riqueza de las Naciones, Smith explicó como el gobierno divino del universo actúa sobre nuestros problemas económicos y políticos inmediatos.
Otro pasaje fustiga la insignificancia de la planificación central y la ineptitud del burócrata y del político.
Por otro lado, y siguiendo el mismo pensamiento, Smith acusa al gobierno de incompetente en los temas económicos.
División del trabajo: Para Smith es la clave del bienestar social, junto con la libre competencia, ya que tiene ventajas para la riqueza económica. En primer lugar, cada trabajador puede desarrollar una habilidad y destreza específica en la que puede destacarse de otros, además de acelerar el proceso de producción y mejorar la eficiencia. En segundo lugar, un ahorro de tiempo en el proceso, debido a que se requería de determinada cantidad de personas para poder realizar un producto que ayudaba a acortar los tiempos que si lo hacían de manera individual, a la vez que se ahorraba en capitales al cada obrero tener su propia herramienta de trabajo; y por último la invención de maquinas, puesto que son los mismos trabajadores que, conociendo sus herramientas de trabajo, pueden tener la habilidad de crear maquinas con las que puedan desempeñar mejor su tarea.
Destaca la importancia de esta división para la mejora de este proceso productivo. De esta manera, se puede producir más cantidad del producto que resulte de la producción y la reducción de su costo, para que como consecuencia sus precios bajen y haya más personas que puedan comprarlo. Smith plantea el egoísmo en las personas, que lleva a que cada individuo en busca de su propio bienestar. A lo largo de la historia, las personas fueron buscando los recursos para mejorar su propia condición, y de esta manera se fue evolucionando en etapas, pasando de los nómadas a agrícola. El egoísmo produce una evolución sociopolítica y el crecimiento económico. Antes, como la riqueza solo era heredada por lazos de sanguíneos, a los pobres solo les quedababrindarles su lealtad a cambio de protección. Con el cambio social que acarreó la Revolución Industrial, la situación pudo cambiar de la misma manera que sucedió en un principio con los nómadas; las nuevas sociedades comerciales y la creación de centros comerciales, los habitantes se fueron haciendo más independientes, haciendo surgir una clase de librecambistas y a los primeros capitalistas. “Este crecimiento económico fue consecuencia del egoísmo, las modificaciones del derecho de propiedad y el cambio institucional en su sentido más amplio”[3].
Plantea que la división del trabajo es buscada por los hombres, para intercambiar algo que los beneficie su propia condición pero que no proviene de la sabiduría humana ni de un plan preestablecido.
Salarios:
Por otro lado, Smith explicaba que con la división del trabajo también se diversificaba el pago a cada obrero según la tarea que se le asignaba. Podemos establecer la siguiente clasificación:
1. Los salarios varían en proporción inversa a lo grato del empleo.
2. Los salarios varían en proporción directa al coste de su aprendizaje.
3. Los salarios varían en proporción inversa a la continuidad del empleo.
4. Los salarios varían en proporción directa a la confianza que debe depositarse en el empleado.
5. Los salarios varían en proporción inversa a la probabilidad de éxito.
Este pensador coloca al salario en igualdad al precio de la mercancía, que se debe determinar con el libre juego de la oferta y la demanda, dejando como posible consecuencia que los trabajadores perciban menos salario que otros, quedando en situación de precarización. Por otro lado, también existía una puja entre los obreros y los dueños del capital, en donde había un enfrentamiento de intereses: el trabajador reclamaba mayor salario y los dueños pretendían conformarlos siempre con el salario mas bajo. Y siguiendo la lógica del laissez faire, el Estado no intervendrá con políticas que puedan garantizar el bienestar de los más débiles en esta relación laboral. Sin embargo, desde la doctrina se sostiene que para aumentar el stock de bienes salariales, los dueños del capital deberían ahorrar en un fondo de salarios, siendo éste el único modo de aumentar los beneficios de los trabajadores
Teoría del Valor: una vez que se establece la división de trabajo y el valor del mismo, las personas necesitan disponer de un medio de cambio para poder obtener aquello que necesiten, es a través del dinero. La moneda es un facilitador del intercambio que puede ser transportado fácilmente para dicho fin. El valor tiene dos significados –el valor de uso y el valor de cambio-, Smith se centra en definir el valor del cambio, diciendo que «es del trabajo de los demás del que cabe esperar la parte más grande de todos estos bienes; así, será rico o pobre, según la cantidad de trabajo que podrá pedir o que estará en capacidad de comprar. [...] El trabajo es pues la medida efectiva del valor intercambiable de toda mercancía»[4]. Entendemos entonces que el trabajo era la medida para cuantificar el valor, y la moneda era una forma de medida práctica para calcular el valor de las transacciones. Sin embargo, sostenía que los metales que podía acumular una nación no median la riqueza de éste, sino que estaba determinada por la cantidad de producción.
Mercado:
Desde el pensamiento de la Teoría Clásica, los productos obtenidos de la división del trabajo deben distribuirse a través del intercambio del mercado. De ese intercambio surge un beneficio para la otra persona, evocando nuevamente al “egoísmo” de los seres humanos en búsqueda de su propio bienestar. Pero a la vez ese intercambio debe ser libre, y por lo general se compite con precios más bajos. Como todos los miembros de la comunidad harán lo mismo, el conjunto de bienes existentes aumentará el máximo del que es capaz. Así, sin que nadie lo decida centralmente, a partir de un sinnúmero de decisiones individuales, se obtendrá un máximo u óptimo social. Y todo gracias a “la mano invisible del mercado”.
Sostenían la idea de libre mercado para que la economía de un Estado tienda al equilibrio.
Este libre mercado funciona a través de la oferta y la demanda, asintiendo que la oferta es la que determina la demanda, ya que, como venimos diciendo, los precios que sean más bajos serán los que les convengan a las personas y, por ende, gane en esta competencia. Aunque no siempre la oferta de determinado producto sea esencialmente necesaria o demandada por todos los habitantes de una sociedad.
El mercado es el que, con medidas de compensación, pone el precio justo, por medio de una mano invisible que vela por la justicia de los precios del mercado, los cuales siempre tienden a estar lo más bajos posible para poder competir con los demás productos del mercado.
Desempleo:
Smith, en su Teoría Clásica, sostiene firmemente que el desempleo que pueda existir en una economía librecambista es voluntario. El economista justifica esto diciendo que los trabajadores que quedan expuestos a esta situación son aquellos que reclaman mayor paga de su mano de obra en la producción. Este valor, que se equipara a las mercancías que puedan adquirir, no es el que los dueños del capital están dispuestos a pagar. Esto se piensa así porque, de cumplir con la petición de quien aspira a trabajar para ellos, los empresarios se ven en la obligación de aumentar el valor de la mercancía y por ende perder competencia en el mercado. O podría pasar, también, que desista de algunos obreros para poder llegar a cubrir el salario del que reclama aumento. Aunque estas situaciones no se llevaban a cabo, ya que hay muchas otras personas que están dispuestas a aceptar un salario bajo para poder cubrir sus necesidades básicas. Por eso sostiene que el desempleo es voluntario; las personas debían bajar sus pretensiones salariales así encontrar empleo, para el mantenimiento del equilibrio económico.
Entonces, también se puede plantear cuál es la situación de pleno empleo para Smith: los empleados debían aceptar salarios bajos, aunque éstos no pudieran cubrir todas sus necesidades; los dueños del capital podrían poner a trabajar a mayor cantidad de gente pudiendo acelerar el proceso de producción (y por supuesto beneficiándolos en mayor medida a estos); el desempleo pasaría a ser un problema temporal que desaparece con la fuerza del mercado y con la flexibilidad de los salarios.
Contexto de la Teoría Keynesiana
Keynes fue un economista británico, cuya obra más destacada e importante para la economía moderna fue “Teoría General del empleo, el interés y el dinero”. Dicha obra fue publicada en 1936, poco tiempo después del comienzo de la crisis económica que se desató en Estados Unidos, debido a caída de la Bolsa de Wall Street. Su obra constituye la esencia de su contribución a la teoría económica en general y es donde a partir de la cual, junto con otros estudios previos, se conforma lo que hoy conocemos como la macroeconomía. Resaltaba el término “general” por entender que las ideas clásicas sólo eran aplicables a un caso particular y ésta dejaba de lado todo un cúmulo de situaciones que necesitaban ser explicadas. Con ella ataca principalmente el supuesto de pleno empleo, intentando demostrar que el capitalismo se desarrolla en condiciones fluctuantes de la actividad económica y que dicho pleno empleo es sólo un caso específico. Además la teoría es general porque apunta a explicar el funcionamiento del sistema económico en su totalidad y no analizar sólo el ámbito de un mercado como lo hacía hasta entonces la teoría clásica.
Nació un paradigma diferente que dominó la escena político-económica desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y hasta principios de los 70, período que algunos llaman “la edad de oro del capitalismo”, pues la economía global experimentó un crecimiento sin precedentes en la historia.
Es importante destacar cómo funcionaba la política económica que parecía estar en equilibrio y que luego desató la crisis del capitalismo.
En Estados Unidos, mediados de la década del ’20, tuvo un gran crecimiento económico, desplazando del liderazgo mundial a Gran Bretaña. La producción y la demanda estaba en un nivel óptimo semejante al periodo anterior a la Primera Guerra Mundial debido a la transformación productiva que generó la nueva tecnología, hubo un prolongado incremento de las cotizaciones en la Bolsa abriendo especulaciones sobre la misma.
Como la actividad de la Bolsa crecía vertiginosamente, así como la producción industrial, la cotización de las acciones iba creciendo cada vez más, lo que alimentaba la especulación sobre las mismas haciendo que las personas pudieran invertir en la misma a cambio de muy poco dinero, aunque no advertían que la demanda era demasiado baja.
A pesar de que hubo indicadores macroeconómicos que podían reflejar una futura crisis en la política económica, los economistas no lo supieron detectar para poder tomar medidas preventivas al respecto.
Fue así que se produjo en 1929 el crack de la bolsa de Wall Street.
Esta crisis, que se extendió en el mundo en el siglo XX, causó un grave deterioro en la economía mundial, donde cayeron de manera significante la “renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios empresariales y los precios”.[5] Otras de las consecuencias fue el creciente desempleo que causaba la caída del comercio internacional, debido a que después de la guerra, los países que habían sufrido sus secuelas debían priorizar en reconstruir su economía con medidas proteccionistas, lo que impiden la compra masiva de productos estadounidenses.
Se dice que la crisis económica que desató el derrumbamiento de la Bolsa de Nueva York “no fue el prólogo ni la causa de la crisis económica mundial: fue sólo su más espectacular síntoma”[6]. Esto es así debido a la concentración de capitales que causó la sobreproducción que no podía insertarse en el mercado. Entonces, surge una situación en donde la oferta supera a la demanda. Pero además, esto se podría prever en los países proveían la materia prima, quienes vieron los primeros indicios de la recesión.
En resumen, esta crisis fue estructural, resultado de la guerra y las consecuencias que ella dejó, tales como la presión fiscal y las deudas de la guerra.
En este contexto surge la “Teoría General” de Keynes, quien aporta un nuevo paradigma en la política económica, que fue denomina la “revolución keynesiana”.
Hipótesis subyacentes de la Teoría Keynesiana
Inflexibilidad de salarios: El mercado por sí solo no es auto-regulable al menos con la rapidez necesaria, el hecho de que por un tiempo considerable no siempre los mercados están correctamente equilibrados se da por la existencia de rigideces en los precios, especialmente si hablamos de salarios nominales en el mercado laboral. La teoría clásica falla al esperar que el mismo exceso de oferta en el mercado laboral, léase desempleo, sea el propulsor de una baja en el salario que logre eliminar tal desequilibrio; pues, siguiendo a Keynes, los clásicos no están considerando la existencia y actuación de las asociaciones obreras y la legislación de protección social que son parte integrante de la escena económico-política.
Teoría de la demanda efectiva: Para la teoría keynesiana, el empleo total depende de la demanda total y el paro es el resultado de una falta de demanda total. La demanda efectiva se manifiesta en el gasto de la renta, si aumenta la renta de una comunidad también aumentará su consumo, pero éste menos que aquella. Por lo tanto, para que haya una demanda suficiente para mantener el nivel de empleo, se debe verificar un nivel de inversión equivalente a la diferencia entre la renta y el consumo. Por ello podemos decir que la inflexibilidad de salarios no es el único factor que desencadena el desempleo, aún cuando exista competencia perfecta en los mercados y todos los precios milagrosamente se ajustaran instantáneamente, las decisiones de los inversores influirán sobre la demanda efectiva y por último en el nivel de empleo.
Por otro lado, no sólo el desempleo, también la inflación depende del volumen de demanda efectiva; cuando la demanda es deficiente se produce el desempleo y cuando la demanda es excesiva se produce la inflación. Keynes acepta la conclusión tradicional de que los aumentos de la cantidad de dinero llevarán a aumentos en el nivel de precios, pero difiere en el proceso causal. El impacto inicial del aumento en la cantidad de dinero disminuye los tipos de interés, lo que aumenta la demanda efectiva por inversión, asociada a un aumento de la renta, del empleo y de la producción. Es a causa del incremento en el costo de la mano de obra que los precios también comienzan a subir.
El interés como premio por no atesorar dinero: En la teoría keynesiana, el dinero desempeña las funciones de ser unidad de cambio, medida de cuenta y reserva de valor. Considerando esta última función, los que poseen más renta de la que consumen tienen como alternativas atesorar dinero, prestarlo a una determinada tasa de interés o invertir en una actividad que brinde cierto beneficio. Si las personas deciden acumular riqueza en forma estéril, debe haber un por qué al tomar esta decisión.
Para Keynes cada individuo posee una preferencia por la liquidez que combinada con la cantidad de dinero determina la tasa real de interés en un momento dado. Es decir, la gente atesora dinero porque existe incertidumbre acerca de la evolución de las variables económicas y con ello “los poseedores de dinero tienen un tipo de seguridad del que no gozan los poseedores de otras especies de riqueza.”[7]
Consideraciones del ciclo económico: La demanda agregada privada se compone de consumo privado e inversión privada, esta última es la fuente principal de impulsos que desencadenan fluctuaciones económicas; las decisiones de inversión dependen a su vez de las expectativas sobre la rentabilidad futura, las cuales tienden a ser inestables. Los cambios en el optimismo o pesimismo de los inversores Keynes los denominó “animals spirits” y los señaló como los causantes de desplazamientos en la demanda agregada y, a través de ella, en el producto agregado y en los niveles de desempleo.
Como los mercados no son auto-regulables, se hace necesaria la aplicación por parte de las autoridades económicas de políticas fiscales y/o monetarias para contrarrestar el ciclo, esto es medidas expansivas en el presupuesto público y en la oferta monetaria durante los períodos de estancamiento del producto. Pues si existe desempleo, esto es por una demanda efectiva deficiente, ésta a su vez se da por un nivel bajo de inversión; ante ello caben dos acciones por parte del gobierno: una es la política fiscal a través de la expansión en inversión pública que suplante a la privada y otra es la política monetaria a través de la variación en la cantidad de dinero que modifique la tasa de interés y haga atractivas nuevas inversiones por parte de los privados.
Teoría general vs Mano invisible
Keynes refutaba la teoría clásica de acuerdo a la cual la economía, regulada por sí sola, tiende automáticamente al pleno uso de los factores productivos o medios de producción (incluyendo el capital y trabajo). Keynes postuló que el equilibrio al que teóricamente tiende el libre mercado, depende de otros factores y no conlleva necesariamente al pleno empleo de los medios de producción, es decir, que los postulados básicos de Smith y otros, dependen de una premisa que no es necesariamente correcta o "general". Así Keynes postuló que la posición de Smith, Say o Ricardo, sobre el equilibrio de la oferta y la demanda, sería correspondiente a un caso "especial" o excepcional, en tanto que la teoría debería referirse al proceso "general" y a los factores que determinan la tasa de empleo en la realidad. En consecuencia llamó a su proposición "Teoría general".
Política fiscal y demanda agregada
La política fiscal es una rama de la política económica que configura el presupuesto del Estado, y sus componentes, el gasto público y los impuestos, como variables de control para asegurar y mantener la estabilidad económica, amortiguando las variaciones de los ciclos económicos, y contribuyendo a mantener una economía creciente, de pleno empleo y sin inflación alta.
La demanda agregada representa la suma del gasto en bienes y servicios que los consumidores, las empresas y el Estado están dispuestos a comprar a un determinado nivel de precios y depende tanto de la política monetaria y fiscal, así como de otros factores.
La economía keynesiana se centró en el análisis de las causas y consecuencias de las variaciones de la demanda agregada y sus relaciones con el nivel de empleo y de ingresos. El interés final de Keynes fue intentar dotar a las instituciones nacionales o internacionales de poder para controlar la economía en las épocas de recesión o crisis. Este control se ejercía mediante el gasto presupuestario del Estado, política que se llamó política fiscal. La justificación económica para actuar de esta manera parte, sobre todo, del efecto multiplicador que, según Keynes, se produce ante un incremento en la demanda agregada.
Para Keynes no es la producción la que determina la demanda, sino la demanda la que determina la producción. Los empresarios -o quienes intentan serlo- invierten sobre la base de una percepción central: la diferencia entre la tasa de interés y la tasa de ganancia. A mayor diferencia en favor de la última, incluso en términos estrictamente clásicos, lo más posible es que se invierta. Pero esa tasa de ganancia depende de la demanda. Mientras tanto, los consumidores consumen o “ahorran” (defieren consumo) no sólo cuando la tasa de interés sube, sino también en relación a la percepción de la evolución futura tanto de sus ingresos como de los precios de bienes de consumo, etc.
Keynes va más lejos, sugiriendo que la situación tiende -dado una serie de factores, entre los cuales el principal es una tasa de interés excesiva- a oscilar alrededor de un punto en el cual los recursos no se utilizan efectiva o plenamente, ya que tal tasa de interés tiende a deprimir la economía en general: un interés excesivo reduce la demanda por capital financiero y, consecuentemente, por el trabajo, lo que reduce el nivel del agregado de salarios, lo que implica la reducción general de consumo, lo que a su vez significa que la tasa de ganancia disminuye, lo que nuevamente reduce la demanda de inversiones, etc., en un círculo vicioso
En otras palabras, Keynes postuló que, en ciertas situaciones, y contrario a lo planteado por la visión clásica, es económicamente racional no gastar dinero. Por ejemplo, si los precios están bajando es racional no comprar hoy porque con el mismo dinero se comprará más la semana que viene. Por el mismo motivo, disminuye la cantidad de gente interesada en utilizar préstamos (los ahorros de otros): si los precios bajan, no solo se comprará más la semana que viene, sino que las tasas de interés, sueldos, etc., serán menores. Igualmente, una baja del empleo o de los salarios -amenazando futuros ingresos- puede llevar a otra en la demanda, y por lo tanto a una baja en la producción, llevando a su vez a más desempleo. Así, sucede que la economía establece un punto de equilibrio nuevo (llamado equilibrio macroeconómico o Keynesiano) donde convive perfectamente en una situación lejana de la utilización óptima de los medios de producción.
Papel del Estado
Así pues, dado que la relación “ahorro igual a la inversión” no se establece solo o automáticamente a través de la acción del mercado y esa falla tiende a resultar en crisis, parecería conveniente encontrar alguna manera de armonizar esas variables. Keynes postula que la única fuerza capaz de hacer eso es el Estado.
En términos prácticos, y para contrarrestar la espiral negativa de los '30, Keynes proponía que en momentos de estancamiento económico, el estado tiene la obligación de estimular la demanda con mayores gastos económicos, de manera que consideró la política fiscal como un instrumento decisivo.
Teóricamente, hay tres maneras que el Estado puede financiar esos gastos: 1.- Aumentar los impuestos. 2.- Imprimir más dinero y 3.- Endeudamiento fiscal (uso de los dineros que la población está ahorrando). Keynes basa sus sugerencias sobre un dinero con valor relativamente estable, por lo que no es partidario del incremento indiscriminado en su "producción". Aunque para Keynes el incremento de impuestos era legítimo si se orientaba al aumento de la inversión pública y de la demanda, consideraba más apropiado financiar el incremento del gasto fiscal a través del endeudamiento, dedicando los impuestos recaudados al pago -posterior- de la deuda. El otro lado de esa política es que el Estado debe pagar esa deuda cuando sus ingresos aumenten, debido al incremento por ingresos de impuestos cuando eventualmente haya un auge. En otras palabras, la propuesta de Keynes es que el Estado debe jugar en general un papel contra-cíclico en la economía: estimulando la demanda en momentos de recesión y restringiéndola en momentos de auge. De esta manera, los ciclos económicos se aminoran y no se transforman en crisis.
Aportes- Soluciones a la crisis: Aumento del intervencionismo estatal en sectores estratégicos y sociales, para crear empleos que aumentan la demanda y corregir el error del libre mercado.
Dentro de la coyuntura histórica, económica y política, el keynesianismo —y sus proyectos consecuentes como el Estado de Bienestar y el desarrollismo— dio a los dirigentes mundiales la oportunidad de salvar la democracia, cuya existencia llegó a verse amenazada debido al auge de las economías socialistas, producto de la incapacidad del liberalismo clásico de resolver la crisis. Debido a esta razón los principios del keynesianismo fueron aplicados de una u otra manera en gran parte de los Estados occidentales desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta que en los años '70 un nuevo tipo de crisis llevó a su cuestionamiento y el resurgimiento de aproximaciones clásicas bajo el neoliberalismo.[8]
Desempleo: al contrario de cómo se piensa en la Teoría Clásica de Smith, Keynes plantea que la causa del desempleo es el desequilibrio entre la oferta y la demanda. Si la economía se encuentra debilitada por la baja demanda (como en el contexto de la crisis del 30) se dice que hay “depresión” y existe un problema que lo desencadena, entonces el gobierno puede incrementar la demanda agregada aumentando sus gastos.
Este desempleo es involuntario. Si el problema está en que la oferta de mercado no es requerida por los consumidores, se genera un desequilibrio entre la oferta y la demanda. Como consecuencia del desempleo, no se genera demanda, por ende baja el consumo de bienes y servicios. Además la producción merma y los empresarios empiezan a prescindir de mano de obra.
Es aquí, en esta crisis del capitalismo donde el Estado debe empezar a encargarse de la estabilización de la economía para general empleo.
Sostiene que los niveles de empleo están determinados por tres factores:
1. El consumo
2. Eficiencia marginal del capital
3. Tasas de interés.
Por otro lado, el keynesianismo afirma que el sistema capitalista no tiende al pleno empleo ni al equilibrio de los factores públicos, sino que si lo logra, será solo de forma accidental.
Como solución al desempleo se plantea que las empresas paguen salarios un poco más elevados para que se logre un mayor consumo e inversión, de esta manera se aumenta la demanda, que está directamente relacionada con el ingreso de los consumidores (y no por la oferta que se ofrece en el mercado). Esto va a generar que las empresas vuelvan a producir en cantidad, la cantidad de trabajo aumente y pueda contratarse más mano de obra. Como resultado, se genera más empleo en el corto plazo.
Adam Smith
Keynes
Laissez-faire
Intervención estatal
Mano invisible
Regulación de los ciclos económicos
Desempleo voluntario
Pleno empleo
Libre juego de oferta y demanda
Gasto público para estimular la demanda agregada
Salarios mínimos
Salarios altos para lograr consumo
Crítica personal a las ideas de Adam Smith:
Adam Smith habla de un “dejen hacer” (laissez faire) aludiendo a una libertad completa de la economía. Yo no estoy de acuerdo con esta idea por los siguientes motivos:
1º Hay una parte hiposuficiente, los que no tienen el capital y dependen de su trabajo para otro para su supervivencia. Ésta parte está en una condición de mucha mayor inferioridad en este juego y su único movimiento posible es esclavizarse a las ordenes del capital. E incluso sometiéndose por completo al capital no tiene garantizada su supervivencia, depende de que sea necesario para este juego, que sea “utilizable” porque sino queda como una persona arrojada al medio del mar… es cuestión de poco tiempo de lucha por su vida para que inevitablemente se hunda. La economía es libre del gobierno, pero para las personas esto se convierte en un “Darwinismo Social” salvaje en el que sólo sobrevive el más apto que encuentra su modus de supervivencia en ésta economía mientras que el resto de las personas nada en el medio del mar sin rumbo.
2º Las personas que logran adaptarse al engranaje del capitalismo no son los campeones en esta batalla, son sólo los sobrevivientes. Les esperan horarios flexibles según la demanda que haya en el mercado y les esperan salarios muy bajos. No tendrán opción porque este modelo económico genera una alta desocupación que lleva a que sólo podamos asentir con la cabeza y seguir trabajando, lo podemos ver en el modelo posterior neoliberalista que tenemos hoy en día: “Los salarios son un costo más, tenemos que encontrar un encuadramiento ético en que cada uno esté dispuesto a cobrar lo mínimo por lo que hace” dijo en el año 2000 el actual presidente Macri, 16 años más tarde, lo está aplicando de a poco.
3º Volviendo a las ideas de Smith, “según este autor a medida que incrementa la acumulación de capital, se provoca un aumento en la demanda de trabajo que presiona a los salarios hacia el alza, y con ello se logra un aumento generalizado en el bienestar de la población”[9]. Es la famosa teoría del derrame de la copa, que una vez que se llene se derramaría beneficiando a los demás estratos sociales. El problema es que este efecto es contingente y a largo plazo. La gente no puede esperar, no sucumbida en la precariedad y la pobreza.
4º Según Smith “los ciclos económicos son procesos naturales de ajustes que no requieren ninguna acción por parte del gobierno”[10]. Smith sostenía que el gobierno sólo se debía dedicar a la política, que de la economía se ocupaba “la mano invisible” que hacía que el mercado se autorregule con los ciclos naturales de la economía. Pero si el gobierno no interviene para atenuar estos ciclos y regularlos, durante el auge vamos a estar en un período de bonanza que no se va a regular para que cuando esta curva de ascenso caiga, no caigan con ella las personas. Por eso yo creo que el gobierno debe intervenir para atenuar el ciclo de descenso y regular la inversión de los frutos del ciclo de ascenso.
5º Las empresas buscan obtener ganancias, para esas ganancias necesitamos gente que adquiera los productos y servicios que ofertamos, necesitamos la demanda de nuestra oferta. Smith decía que la oferta generaba la demanda. Pero si la población tiene ingresos de supervivencia o nulos ¿Cómo va a comprar nuestros servicios y productos? Y si no compran nuestros servicios y productos, ¿Cómo vamos a contratar más gente sino aumentan nuestras ganancias? Y más aún, si el empobrecimiento lleva a que nuestras ventas sólo disminuyan ¿Cómo voy a mantener los trabajadores que tengo? Voy a tener que disminuir el personal, y con ello la producción, y con ello mis ganancias. Así se va generando un círculo vicioso que termina en una producción mínima y con ello un nivel de empleo mínimo. Sin demanda, la oferta tiene que disminuir, pero esta disminución hace que se empleen menos los factores de la producción y con ello que haya menos rentas, beneficios e intereses. ¿Qué significa eso? Menos recursos para generar una demanda, menos inversión, menos crecimiento, más estancamiento. Este círculo vicioso no hace otra cosa sino empeorar a medida que se sucede.
Crítica personal a Keynes:
“Keynes propone aumentar el gasto público, de forma que aumentando el gasto publico se aumente el nivel de empleo el cual a su vez vuelva a crear empleo hasta volver a alcanzar otro punto de equilibrio.”[11]
Apoyo las ideas de Keynes porque un aumento en el nivel de empleo y salarios conlleva a un aumento de la población con poder adquisitivo como para generar una demanda que nos permita aumentar la oferta. Para aumentar esta oferta de bienes y servicios vamos a necesitar emplear más gente, cada vez va a haber más gente con empleo y con ello ingresos para comprar nuestros bienes y servicios. Ya no es la producción lo que crea la demanda sino que es la demanda la que crea la producción. Se crea un círculo virtuoso en que el nivel de empleo aumenta y la demanda también. El aumento de capacidad de consumo genera cada vez más ganancias.
En el desarrollo adelantamos que “la propuesta de Keynes es que el Estado debe jugar en general un papel contra-cíclico en la economía: estimulando la demanda en momentos de recesión y restringiéndola en momentos de auge”. Yo creo que la intervención del Estado asegura un nivel mínimo de demanda en los momentos de recesión y la restringe en los momentos de auge para recuperarse de ésta recesión y poder enfrentar otra en el futuro. Reduce los ciclos naturales de la economía.
Keynes era capitalista, sí, pero el keynesianismo le devuelve su protagonismo al trabajo, factor de producción que las teorías clásicas del capitalismo habían subordinado completamente al capital y que de a poco la negación de su importancia socavo el poder de éste último al creer que no era necesario para la acumulación.
“La demanda agregada puede considerarse como una combinación de todos los productos que la gente desea comprar a un determinado precio. Cuando se produce recesión y excesivo desempleo: la política recomendada sería estimular la demanda agregada, o sea, incrementar el gasto. Cuando existe inflación: la política recomendada sería reducir la demanda agregada, o sea, reducir el gasto.”[12]
Este plan parece perfecto, pero según lo leído tiene una falla trascendental. Cuando la economía está en alza restringimos el consumo reduciendo el gasto público, cuando la economía cae estimulamos la demanda aumentando el gasto público. ¿Pero cómo se solventa ese gasto público cuando el período de recesión es más prolongado? Endeudándose. Luego cuando la economía se recuperara el aumento de los impuestos serviría para pagar esa deuda, pero no siempre para pagarla por completo. Esto lleva a que la deuda aumente ciclo tras ciclo. Y agrego: si se rompe la relación lineal entre aumento del gasto público y aumento de la demanda ¿Qué pasaría? Yo creo que inevitablemente habría que realizar más gastos para mantener el modelo y todo confluiría en un endeudamiento imprescindible para su supervivencia. Cuando ese endeudamiento llegará a su límite, el modelo llegaría a su fin.
El modelo Keynesiano no es el “Modelo de Bienestar”, no apunta a mejorar la calidad de vida de la población, pero sacó a los países que lo adoptaron de la crisis social que había provocado la caída de la bolsa en Estados Unidos reactivando la economía a través de la demanda. Yo lo veo como un modelo efectivo, que resolvió aquella crisis. Pero a largo plazo este modelo sin los debidos ajustes puede acabar en un deterioro total.
Conclusión
Teniendo en cuenta lo expuesto en el presente trabajo, acerca de las visiones de A. Smith y J. M. Keynes, sus análisis respecto a la economía y el impacto tan trascendental que tuvieron en su contexto histórico; nos propone no solo confrontar que se tratan de visiones en apariencia opuestas sino que también comparten ciertas similitudes de fondo.
Por un lado A. Smith propone una respuesta a una realidad en un contexto socio-económico próspero tras la Revolución Industrial, de profundo crecimiento y desarrollo tecnológico. Donde realmente es comprensible entender su análisis positivo de la situación y la creencia, utópica hoy, de la mano invisible que regula la economía y su funcionamiento. Separando la economía de cualquier “contaminación” política y permitiendo que los mercados se autorregulen a si mismos y encuentren el punto óptimo de equilibro. Sin embargo esto es producto solo de una faceta de los ciclos económicos focalizada en una sola perspectiva. Lo cual se pone a prueba tras la crisis del 29 y luego de la 2da guerra mundial. El panorama cambia y por ende requiere respuestas a nuevos interrogante. En medio de esta situación surgen las ideas de Keynes.
Mientras A. Smith contemplaba como temas centrales aquellos referidos al libre mercado y a la división de trabajo como sinónimo de progreso ya que los trabajadores pasarían a ser “beneficiados” mediante la posibilidad de un salario que les ofrecería la libertad de alcanzar bienes y servicios; adquirir conocimientos que les permitirían desarrollar y adquirir habilidades específicas, acortar los tiempos de producción, entre otras cosas. No evaluó que de esta forma el factor trabajo pasó a ser subordinado por el factor capital, que dependía de la situación del mercado regido por la oferta y la demanda para determinar sus salarios y no se poseían medidas proteccionistas que los aparecen ante una crisis; sino que por el contrario, en caso de una situación tal, los afectados directamente serían los salarios ya que eran vistos como parte de los “costos” sin adjudicarle el rol fundamental que tiene y su repercusión directa en el marcado, sobretodo porque con escasos ingresos bajaría en consecuencia la demanda y el consumo de aquellos bienes y servicios que ofrecían, perjudicando las ganancias de aquellas empresas y repercutiendo además en la posibilidad de inversiones futuras, proyectando un inminente colapso de los mismos por exceso de oferta.
Allí es cuando toman fuerza las ideas de Keynes de intentar analizar a la economía como una “teoría general” incluyendo estos factores de capital y trabajo como condicionantes del desarrollo de la economía. La economía no se maneja por sí sola, requiere la intervención de un poder capaz de regularla y esto estaría a cargo del Estado.
Para Keynes, en época de crisis es fundamental que el Estado intervenga para reactivar la economía mediante la estimulación de la demanda con mayores gastos económicos, a través de la política fiscal como un instrumento decisivo. Esto conlleva el compromiso por parte del Estado de velar por las clases sociales más afectadas en situaciones adversas y ofrecer la posibilidad de atravesar las mismas de la manera más favorable posible, asegurando el bienestar mínimo social.
Sin embargo para alcanzar estos objetivos, el Estado se ve obligado a financiar el incremento del gasto fiscal a través del endeudamiento. Lo cual luego de estabilizada la causa que le dio origen, requerirá el aumento de impuestos para saldar dicha deuda. De esta forma genera a su vez un ciclo de endeudamiento que puede acarrear una nueva crisis a largo/mediano plazo.
Planteado de manera sintética esto, podemos resolver que tanto una como otra corriente han sido útiles para explicar y resolver la situación de contexto donde fueron desarrolladas y sus medidas se adecuaron a las necesidades de esa época. No obstante la utilización de las mismas (ambas) en manera desmedida, puede terminar con un desenlace peor al inicial; ocasionando en el caso de A. Smith una crisis por sobre producción debido a la falta de demanda que como consecuencia provocara una crisis. Al igual que la intervención del Estado para reactivar la economía y los mercados que en efecto, si recurre de manera desmedida al endeudamiento, llegará un punto donde la crisis y la recesión serán inminentes. Es por ellos que no hay una formula determinante para aplicar ni una visión que contemple todas las posibilidades para asegurar el éxito e una política económica o una economía liberal de mercados. Precisamente interpretamos que depende y requiere del equilibro entre una y otra visión y la posibilidad de una readaptación a la globalización que atravesamos en la actualidad. De ambos autores podemos rescatar tanto certezas como desaciertos. Tomamos como certeza de A. Smith las ventajas del capitalismo en cuanto a mejoras tecnológicas y de producción, que en la actualidad fueron modificadas y en donde ya la producción en serie pasó a un 2do plano; hoy se tratar de producir en base a una demanda específica y no el hecho de producir por producir. Las últimas décadas han desarrollado investigaciones de mercado en las cuales la publicidad ha tomado protagonismo y las técnicas para captar demanda se centran en generar la necesidad de aquello que uno no necesita pero que el impulso consumista me inclina a comprar.
De Keynes, aceptamos la importancia del Estado como agente regulador de los ciclos económicos para proteger a su vez el mercado interno y reactivar los mismos en épocas de estancamiento. También apoyamos la importancia de velar por el bienestar mínimo social (La economía no trata sólo cifras y números sino que afecta poblaciones, sociedades enteras), claro que sin producir o generar mayor endeudamiento aún, puesto que esto desdibuja la imagen que se intenta dar del Estado como Protector ya que dicha protección acaba a mediano o largo plazo, cuando las deudas aumentan y es inminente aplicar medidas de ajuste y aumento de impuestos. Pero sí se rescata que ésta última visión fue eficazmente utilizada en el contexto al que refiere el autor, aplicando para aquel entonces una propuesta innovadora que permitió ampliar los horizontes estudiados hasta el momento.
Bibliografía
http://www.cimat.mx/sites/default/files/Sala_de_prensa/lamanoinvisible-1.pdf
http://www.mafius.com/2014/economia-de-adam-smith
https://es.wikipedia.org/wiki/La_riqueza_de_las_naciones#Ingreso_bruto.2C_ingreso_neto_y_el_papel_de_la_moneda
https://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Depresi%C3%B3n
https://es.wikipedia.org/wiki/Keynesianismo
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=179323
http://www.peoi.org/Courses/Coursessp/mac/mac7.html
http://www.elblogsalmon.com/mundo-laboral/que-es-el-modelo-keynesiano
http://www.zonaeconomica.com/adamsmith
http://www.zonaeconomica.com/teoria-keynesiana
[1]http://www.cimat.mx/sites/default/files/Sala_de_prensa/lamanoinvisible-1.pdf
[2]http://www.mafius.com/2014/economia-de-adam-smith
[3]http://www.mafius.com/2014/economia-de-adam-smith
[4]https://es.wikipedia.org/wiki/La_riqueza_de_las_naciones#Ingreso_bruto.2C_ingreso_neto_y_el_papel_de_la_moneda
[5]https://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Depresi%C3%B3n
[6]https://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Depresi%C3%B3n
[7] Keynes (1936)
[8]https://es.wikipedia.org/wiki/Keynesianismo
[9]http://www.rebelion.org/noticia.php?id=179323
[10]http://www.peoi.org/Courses/Coursessp/mac/mac7.html
[11]http://www.elblogsalmon.com/mundo-laboral/que-es-el-modelo-keynesiano
[12]http://www.peoi.org/Courses/Coursessp/mac/mac7.html
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